...aquello fue un vendaval sónico que atrapó irremediablemente a los allí concentrados, creciendo hasta límites insospechados conforme avanzaba el repertorio. Los granadinos nos aprisionaron en el centro de su torbellino de guitarras turbulentas...
Desde el primer segundo aquello fue un vendaval sónico que atrapó irremediablemente a los allí concentrados, creciendo hasta límites insospechados conforme avanzaba el repertorio. Los granadinos nos aprisionaron en el centro de su torbellino de guitarras turbulentas. Sí, no hubo forma de escapar de aquella telaraña, la única luz vital estaba allí, encima del escenario, hasta dejarnos tan exhaustos como fascinados. Me atrevería a afirmar incluso que es el mejor concierto que he visto de este combo, cosa que, en cierto modo, demuestra algo que no es muy habitual, hablo del estado de madurez y poderío que les está concediendo el paso del tiempo.
Las nuevas canciones del reciente álbum se compenetraron a la perfección con los temas más clásicos. Subidos al pedestal astronómico de “Analema” comenzó a circular la electricidad por todo el local. La línea de bajo de Antonio Arias al más puro estilo del post-punk junto al intenso ritmo percusivo de Eric Jiménez en “Las iras de noviembre” dieron paso a las explosivas guitarras de Juan Codorniu y M.A. Rodiguez Pareja. Después de tantos estragos y devastación, tras tanto demoler era el turno para reconstruir los hipnóticos primeros tiempos de “No lo puedes ver”.
Al festín estruendoso se sumaron los teclados de JJ Machueca en “Lo imprevisto” y más tarde en las “20 versiones” de aquel “Shock de leia” pertenecientes a la década 00. Posicionamiento y conciencia en “La soledad es política” o en esos naufragios de “Europa, Europa” que fueron entonados al unísono. Retumbó ese “aquí tenéis una guerra, llega el mayor espectáculo del mundo” en “El teatro bajo la arena” y se coló hasta el tuétano un trallazo como “Mapa de Canadá”. Y cómo no, nos emocionaron aquellos maquis valientes que combatieron en la sierra por la libertad. Enormes en directo un megatemazo como “La leyenda de los hermanos Quero” o ese recuerdo para el maestro Morente que fue “Vuelta de paseo”.
La recta final con “Nuda vida”, “La canción del tiempo” o “Agonía, agonía” sirvieron para reconocer que esa tripleta suena todavía mejor en directo. Y resistiendo luego en el tiempo, pura inercia con “Nuevo Harlem” y “Satélite”.
Cuando todo parecía tener fin sacaron fuerzas para dejar todo calcinado. La tralla noventera de “Estratosfera” o “Universal” para rematar con ese estremecedor “Exilio”. Con ella nos acordamos de los que se fueron y de los que quedamos hasta el día del juicio final. Los Lagartija Nick habían demostrado lo que tiene que ser una fenomenal banda de rock de culto en directo. Porque ese es su gran destino.
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