...retorcerse, agitarse y excitarse con la buena y la pura cepa, con ese bulbo raquídeo que transforma los impulsos nerviosos, con esa razón, el blues, que fue la base de su primitivo fundamento, de sus principios y de su doctrina, la del característico sonido stoniano...
Hoy, 2 de diciembre del 2016, es el día, el elegido y en bastantes casos el esperado, la fecha concreta y pactada para la publicación oficial del veintresavo disco de Sus Majestades. Hoy, por tanto, se abre legalmente la veda, es la data en que van a comenzar a inundarse mundialmente las redes sociales, las webs, blogs, secciones musicales en periódicos, magazines digitales, revistas del corazón, etc., de ríos de tinta con comentarios, críticas, interpretaciones y disquisiciones, aunque es posible que, todo sea dicho, más de uno haya querido adelantarse al festín del chismorreo rollingstoniano entre los que desde hace ya más de una semana hemos tenido la ventura de catarlo extraoficialmente.
Los habrá de todos los colores, de todas las tonalidades o de todas las gamas, desde el ultrafan que le da lo mismo si cagan de pie, de cuclillas o lo hacen sentados, hasta el implacable mala sombra que cimentará sus críticas de la foma más visceral y contundente contra los abueletes, pasando incluso por aquellos que ningunearán esta obra pero alegarán en su defensa que ellos son muy fans del “Sticky fingers” y del “Exile main street”. Un servidor promete evadirse y hacer todo lo posible para esquivar esos debates que tantas veces se hayan exentos de criterios sensatos, con especial mención por ejemplo a los más apasionados del Facebook.
Realmente, y desde una subjetiva perspectiva que intenta ser lo más objetiva posible, “Blue & lonesome” es el mejor disco que han sacado los Rolling Stones desde el “Tattoo you” del 81, con la excepción del regio y estupendo “Voodoo lounge” del 94. Así, como suena, aunque ya se sepa eso de que para gustos colores u otros aforismos que se suelen formular en esto de las opiniones sobre las diferentes obras de la cultura o del arte.
Pero es que lo mejor no es esa especie de veredicto personal precedente, sino más bien que Sus Majestades han vuelto a los (sus) orígenes más remotos. Eso no había sucedido en las últimas décadas de forma tan descarada. Cualquiera de los cortes que componen este nuevo álbum encaja a la perfección con aquellas coplas stonianas que ya poseen más de medio siglo de vida. Y sí, no sé si será su último disco porque por fortuna ellos siempre vuelven como el turrón por Navidad, pero lo cierto es que sería muy lindo si fuera el definitivo y concluyente de su inmenso legado discográfico. Con la cabeza bien alta, dando lecciones de blues, a los setenta y tantos palos, y por ello corresponde postrarse ante los soberanos de la historia del rock.
Asimismo, es posible también que uno de los argumentos más críticos o derrotistas sea el de que se trata de un álbum de versiones, y que por ello no se puede contabilizar o equiparar con otras de sus obras que engloben composiciones propias del tándem Jagger/Richards. Pues no, oiga, se puede si se quiere. Y digo más, podemos buscar por aquí, por allí o por allá, pero cuando los Stones se meten en la harina del blues no existe sombra ni clásico bluesman que pueda rivalizar con ellos. Esto es así, puede parecer tajante pero es que es así, aunque siempre nos lo podrán contar de otro modo.
Por otra parte resulta también evidente que a pesar de que los Rolling Stones han sobrevivido desde la era Mesozoica rocanrolera muy en parte a base de talón, nunca han estado exentos de ingenio e imaginación, aunque también es cierto que no puedan ser comparados a un caso atípico y aislado como es el maestro canadiense Neil Young, donde la incombustible calidad llega hasta límites inigualables e insospechados a través de la décadas. Podría decirse también que, salvando las distancias por cuestión de estilo, “Lonesome and blue” me recuerda al peculiar hecho del pasado 2015 donde los garageros The Sonics publicaron un soberbio e insólito “This is The Sonics”, provisto de un sonido cavernario que evocaba aquella música que facturaron medio siglo atrás. Con los Stones ha sido algo similar, retorcerse, agitarse y excitarse con la buena y la pura cepa, con ese bulbo raquídeo que transforma los impulsos nerviosos, con esa razón, el blues, que fue la base de su primitivo fundamento, de sus principios y de su doctrina, la del característico sonido stoniano.
Para colmo, los clásicos de blues a los que se les reverencia y venera en este trabajo no son los típicos ni más frecuentes. Más de uno, y me incluyo entre ellos, ignoraba la existencia de algunas de estas reliquias. Little Walker es, por ejemplo, uno de ellos con “Just your fool” (aunque el tema original corresponde a Buddy Johnson), “Blue and lonesome”, “I gotta go” y “Hate to see you go”, menudo póker de súplicas de amor perteneciente a la vieja escuela.
Probablemente lo más, digamos de forma entrecomillada “popular”, sean los aullidos de desafío y desamor del gran maestro Howlin’ Wolf que resurgen en su clásico “Commit a crime” (mi favorita del disco) o en “Just like i treat you”, mientras que "Little rain" de Jimmy Reed es de lagrimilla, para escuchar bajo la luz de la luna.
Probablemente lo más, digamos de forma entrecomillada “popular”, sean los aullidos de desafío y desamor del gran maestro Howlin’ Wolf que resurgen en su clásico “Commit a crime” (mi favorita del disco) o en “Just like i treat you”, mientras que "Little rain" de Jimmy Reed es de lagrimilla, para escuchar bajo la luz de la luna.
Profundizamos más. Si el blues más tradicional de Chicago irradia en “All of your love” de Magic Sam, los monarcas resucitan y reinventan a Little Johnny Taylor en “Everybody knows about my good thing”. Tremenda, de esas coplas que, sí o sí, tienen que gustar al vecino, al cartero, al fontanero o al carnicero del barrio.
De “Ride ‘em on down”, original de Eddie Taylor, podríamos decir que es muy crápula, de trago de whisky para el gaznate. En “Hoo doo blues” de Lightnin’ Slim hay que ver (mejor oir y escuchar) cómo canta el Señor Mick Jagger, cómo respira, cómo sopla y cómo aspira la armónica. Acaba el manantial de blues con un gemido, con un deseo ardiente y desenfrenado, el de “I can’t quit you baby” de Otis Rush. Casi nada, con todas y cada una de sus cantinelas queda patente que Sus Majestades han vuelto a la encrucijada en la recta final de la vida, y eso es agradecimiento por su parte a un germen y a unas fuentes, y, por supuesto, en consecuencia, de agradecer por parte nuestra, la que nos toca como admiradores y oyentes.
No, no, no es el mejor disco del año, como tampoco lo es de los Rolling Stones, pero es mucho mejor que el de bastantes que aparecerán en las listas de los "best del año 2016". Si “Blue and lonesome” no fuera de los Stones más de uno estaría aclamándolo como la piedra filosofal, como el maná que pueda alimentar a una especie humana necesitada de blues y de rock ‘n’ roll. Larga vida a Sus Reales Majestades!!!!
* Suenan por el Espacio dos temazos como "Ride 'em on down" y "Hate To See You Go".
* Suenan por el Espacio dos temazos como "Ride 'em on down" y "Hate To See You Go".
es un gran disco creo que ademasa honesto y que debería poner fin a su carrera. Buenoa mi el Steel whheels me gusta y cosas de algun otro reconociendo que son irregulares. Si voy a discrepar sobre disco de versiones o no hombre eso vale para artistas que se han servido de terceros para dar a conocer sus cancioibes lease cantantes más que compositores no para quién ha demsotrado ser compositor A estos se les puede exigir material propio. Aun siendo así un buen diosco , notable que esperemos cierre etapa o bien sirva de inspiración para un buen disco jagger/richard. Eso si tb x q tanto Rolling y no algún gran artista de blues actual con lps mucho mejores que este , Yo soy más de esto último escuche el rolling stone lo disfuto pero la pasta se ira a otros. Gran crónica
ResponderEliminarA mi desde Some Girls, es lo que mas me ha gustado. Tattoo tambien pero era un recopilatorio de temas ya grabados... Desde Some lo que mas me ha impactado...Otra vez aquel sonido
ResponderEliminarHe puesto un comentario antes, pero no se si ha pasado o se ha perdido, tengo la conexión de verguenza, en mala hora me pasé a la fibra.
ResponderEliminarAbrazos
Pues más o menos decía que yo como a los Stones se lo permito todo aunque no me guste, este lo traeré a casa y le daremos cancha, veo que la gente habla bien de él, y es que los Stones al final son una banda de blues.
EliminarAbrazos.
Magnífica reseña; le dedico la mía en mi blog. Me ha gustado el disco, bastante, pero aconsejo que os montéis una recopilación con los temas originales; os quedaréis con la abierta.
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ResponderEliminarCreo que te voy a hacer caso, Johnny, aunque solo sea por la pasión con la que escribes sobre el disco. Yo, de todos modos, creo que los Stones nunca llegan a l nivel de los originales cuando hacen versiones de blues. Una de las más famosas y mejores, "Love In Vain", queda muy lejos del sentir de Robert Johnson, por ejemplo.
Abrazos.
Buen disco ! son los Stones haciendo covers de sus maestros ,no puede fallar mi amigo . Y en plan "mala sombra" decir que a Jagger no le da el Piné para hacer "I Can't Quit You Baby" hubiese elegido otra jeje ,saludos crack
ResponderEliminarMe encanta este disco, los Stones siempre han bebido del blues grasiento... les sienta como un guante.
ResponderEliminarBraazzzos.
Un gran disco y una enorme reseña. No me siento capaz de comparar este disco con anteriores. Pero imagino que no hay nada mejor que pueda hacer un viejales que se dedica a la música que ponerse a gemir y lamentarse.
ResponderEliminarSalvo ser jurado en "Britain Got's Talent", claro.
Gracias JJJ. Tu mágica mano me permitió hacerme una idea más acorde.
Querido amigo, yo no sé que dirán mi vecino, al cartero, al fontanero o la carnicería de la esquina, pero ya me lo he agenciado venciendo pereza y lluvia, y suenan ligeros y fuerte como siempre lo han hecho... Inmortales los Stones.
ResponderEliminarY gran (y apasionada) reseña. Abrazo.
En mi opinión, suena más a Stones que muchos de sus discos de canciones propias. Han conseguido que los temas suenen como suyos. Me gusta mucho el sonido del disco, y mira que yo no soy fan acérrimo.
ResponderEliminarEnhorabuena por la reseña, master.
Un abrazo!
A mí me parece un magnífico disco, friends, ni por asomo me esperaba esto, Bernardo, Addison, Savoy, Alberto, Evánder.
ResponderEliminarJose, me gusta destacar también el “Voodoo lounge” aunque como dices el “Some girls” son palabras mayores.
Antonio, me monté recopilatorio de originales, una delicia.
A mí me gusta más el “Love in vain” de los Stones aunque al César lo que es del César, en este caso Robert Johnson.
Pues ahora que lo dices Luther, con Otis Rush es muy posible.
Salvador, prefiero el de los Stones a los que mentas.
Apuesto Sergio que estás encantado con “Everybody knows about my good thing”.
Abrazos.
Querido JJJ: ese recopilatorio de originales, ¿es compartible?
EliminarGracias.
Ni siquiera es comparable a EVERYTHING AT ONCE de TRAVIS.
EliminarMe cuesta entender ese entusiasmo por gente de 75 años que fusila temas de 1960.
Como siempre fueron copiones no ven la diferencia
Echale un vistazo Alberto al correo.
EliminarPues a mí Salvador, me cuesta mucho más entenderte a tí que fusilas todo aquello que no se halle entre tu selección cuadriculada.
Salva: O bloguea o calla, mamón.
Eliminar(((JJJ, excusa mis modales)))
MAN MADE,SUEDE,TRAVIS TOP 3 DE 2016...SI ES CUADRUCULADO ESTARA EN LOS TOP 3 DE TODOS:
EliminarMAN MADE NO LOS CONOCE NI EL TATO
SUEDE ES SU SEGUNDO MEJOR ALBUM SOLO SUPERADO POR DOG MAN STAR ( 1994),NADIE SABE QUE SACARON UN ALBUM TAN BUENO EN ENERO.
Y TRAVIS PARECE OLVIDADO POR TODOS CUANDO TIENEN UNA CARRRERA ESPECTACULAR.
SI LOS DE 75 AÑOS MOLAN MAS CON TEMAS QUE OIA MI TATARABUELA SOY UN MAMON Y A MUCHA HONRA
Comprarada la música original con las versiones de los Stones, resulta acojonante lo homogéneo que suenan; cómo dan un sello personal (identificable) a canciones que brotan de manantiales diferentes.
ResponderEliminarGracias JJJ. Amigo. ¡Qué paciencia tienes, de verdad que sí!