Lo que se vivió en el deluxe pop club durante la velada del 6 de febrero del año en curso fue una auténtica gozada por parte de los (más o menos) 60 privilegiados asistentes. Casi, casi, casi como escuchar a Rafael Berrio en tu hogar. Y, para colmo, a La Gran Esperanza Blanca en formato trío como encargados de encender la mecha.
Imagen cortesía del ilustre Perrín Muchacho Bass |
Rafael Berrio llegaba con la aureola de haber publicado uno de los discos más brillantes en lengua castellana de los últimos años y, por qué no decirlo también, de la historia del cancionero español. Hablamos de “Paradoja”, claro.
Acompañado de Joseba B.Lenoir y Fernando Lutos Neira comenzó la cosa quemando naves y cruzando a través del fuego en “Como cortés”. Entre lo humano y lo divino, con la elocuencia y la mirada de “Oh, verdad desnuda” resonó ese verso de “...la vida canta un réquiem, la muerte una nana...” Dos ultramegatemazos como “Simulacro” y “Las mujeres de este mundo” completaron la ecuación de un inicio dedicado a las profundidades de “1971”.
Entre paraísos perdidos, estancias terrenales e infiernos nos trasladamos a los “Diarios” de Rafael Berrio. Tremendos los “Santos mártires yonquis”.
Mucho más que una canción, no podía faltar “Mis ayeres muertos”. Particularmente me encantó que el carismático artista donostiarra incluyera un verso final que no aparece en la versión de estudio: “…en mis ojos asombros, en mis ojos prodigios, en mis ojos portentos…” Las fabulosas coplas de “Paradoja” comenzaron a calar entre los afortunados asistentes. La liturgia existencialista de “Niente mi piace”, de “Yo ya me entiendo”, de “El mundo pende de un hilo” o de “Inanimados” hicieron comprender a más de uno que se trata de cantinelas en otro nivel, a un palmo como mínimo de la superficie terrestre, entre la complejidad de la subsistencia y la sencillez de la propia vida. Sí, de esas canciones que con toda seguridad envejecerán bien, de las que tanto aportan a la causa del buen rock en el idioma de Pío Baroja o Miguel de Unamuno.
Hubo momentos para Deriva cual si fuera una especie de recorrido por toda la trayectoria de Rafael Berrio. "Bronca" o del discazo del 2001 “Planes de fuga” se unieron a la causa el tema que dio título al mismo y “Entonces qué”.
Menudo goce, enhorabuena por todo ... seguro que has dejado mucho en el tintero. Ya contarás.
ResponderEliminarQue de todo te acuerdes y permanezca por siempre en tus ayeres muertos!!!
Pues vaya suerte, la sala tiene pinta de ser acogedora y disfrutar de las canciones de Berrio en tal marco de intimidad es lo ideal. Me alegro de que disfrutaras, a ver sin lo pillo por el sur, me apetece de verdad. Saludos
ResponderEliminarConcierto inusual e intenso como pocos. Gran elección para venir sin conocer. Magia y pureza musical. Ahora a oír el disco. Grande JJ
ResponderEliminarMagnífica crónica. Al menos la podemos vivir "en diferido". Gracias Johnny.
ResponderEliminarSaludosssssssssssss
Tremendo programa, LGEB con un set fantástico y luego Rafael Berrio, yo me lo perdí y me da una rabia de la hostia, me alegra que fuese una gran noche, se ve que el disfrute fue general y comprensible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cada vez me molan más los conciertos en salas pequeñas y acogedoras. Por lo que cuentas tuvo que estar genial. ME alegro de que esos 60 valientes disfrutarais.
ResponderEliminarUn abrazo!
Fue una noche memorable con Berrio y LGEB. Me habría encantado vivirla también con vosotros, friends. Gracias por comentar. Abrazos a tutiplén.
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