...se cumple la máxima del dicho popular 'de tal palo, tal astilla'. El hijo de Don Robert Forster, junto a sus dos amiguetes, recoge con desinhibición juvenil y pocos prejuicios las enseñanzas de su padre con los Go-Betweens...
Al final me he tenido que rendir ante la evidencia. Reconozco que estuve sumido en un mar de dudas desde que lo caté por primera vez a finales del mes de marzo del año en curso. Puedo jurar por los santos dioses que mis titubeos e indecisiones provocaron que lo enviase en tres ocasiones al baúl de los recuerdos, o mejor incluso sería decir al cesto de los desechos musicales que se van amontonando por parte de los que podríamos ser considerados como frikis exploradores musicales.
Estas cosas también pasan y tampoco hay que darles mayor importancia. De repente escuchas o lees a un amigo al que aprecias por su buen gusto y criterio musical pero permanecen los recelos. Luego lees a otro y a otro a los que también valoras por los mismos motivos y las suspicacias se tornan en perplejidad, un "me estaré equivocando" y un "habrá que insistir y realizar un esfuerzo extraordinario, veremos". Entonces ¡zas!, un día ves la luz y todo se vuelve nítido y resplandeciente. Podría decirse entonces, divagando todavía más, que en los gustos musicales no hay criterio definitivo y donde dije digo puede que no acabe diciendo Diego.
Estas cosas también pasan y tampoco hay que darles mayor importancia. De repente escuchas o lees a un amigo al que aprecias por su buen gusto y criterio musical pero permanecen los recelos. Luego lees a otro y a otro a los que también valoras por los mismos motivos y las suspicacias se tornan en perplejidad, un "me estaré equivocando" y un "habrá que insistir y realizar un esfuerzo extraordinario, veremos". Entonces ¡zas!, un día ves la luz y todo se vuelve nítido y resplandeciente. Podría decirse entonces, divagando todavía más, que en los gustos musicales no hay criterio definitivo y donde dije digo puede que no acabe diciendo Diego.
En el debut a nivel de larga duración de estos pipiolos australianos llamados THE GOON SAX se cumple la máxima del dicho popular "de tal palo, tal astilla". El hijo de Don Robert Forster, junto a sus dos amiguetes, recoge con pocos prejuicios y desinhibición juvenil las enseñanzas de su padre con los Go-Betweens.
Digamos que “Up to anything” es el signo de la evolución de la vida, en este caso una nueva exaltación en el proceso de desarrollo del jangle pop y, más en particular, del Dunedin Sound aussie. Sus melodías agridulces y sus agradables guitarras son el rasgo constante de este trabajo, empezando por temas como “Home haircuts”, “Making the worst” y “Anyone else”.
Todo, absolutamente todo parece simple, inocente, improvisado y, sin embargo, todo tiene un potente halo embaucador a partir de un pop diáfano que nos devuelve la estima por los años de la adolescencia, con guiños que van desde los Kinks a los inolvidables The Clean, pasando por nombres americanos como The Feelies y Galaxie 500 junto a referencias australianas como los citados Go-Betweens, The Bats o más actuales como Dick Diver y Twerps. Muestras de ello son canciones como la que da título al disco, “Telephone”, “Susan” o “Maggie” y, muy especialmente, como los dos temas que sirvieron de precedentes singles en el 2015, "Boyfriend" y "Sometimes accidentally".
Otra característica que me agrada muchísimo es que el disco es de escasa duración, va como un tiro. En casi un santiamén se ha disfrutado y c'est fini. Otra señal de su encanto es la espontaneidad y una especie de indolencia simpática en cortes como “Making the worst”, “Anyone else” o en un “Ice cream on my own” que, a buen seguro, sería bendecida por Jonathan Richman, amante empedernido de los helados.
Respecto a “Sweaty hands” o “Target” resulta irresistible ese poso de melancolía, tan atrayente como el tupé a lo Morrissey de Louis Forster, la figura algo rolliza y mimosín de James Harrison o la pinta de modosita y recatada de Riley Jones, la chavala encargada de la batería.
Quién pudiera volver a aquellos años. Al menos, alguna música de calidad, como la de este trío de chavales de Brisbane, permite realizar viajes en el tiempo. Entre las nuevas generaciones hay material donde rascar, solamente hay que salir por las redes o por la calle y buscarlo. "Up to anything" estará entre los elegidos, entre los que envejecerán bien. El buen pop no está muerto. Hay futuro. Viva el jangle pop!!!
A MI ESTE NO ACABO DE VERLO. NO ME ATRAJO Y LO REPETI X VENIR DE DONDE VENÍA Y AÚN ASI ... NA Q LO ABANDONE HACE TIEMPO IGUAL VUELVO
ResponderEliminarBueno, se deja oír y quién sabe si no estamos delante del futuro del pop, desde luego hay buenos mimbres. Saludos
ResponderEliminarTiene buenos mimbres, pop sencillo y directo. Me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo!
Pues hablando de amigos con criterio más que respetable, casi que me obligas a escucharlo, en su día ni me molesté la verdad, pero después de leerte...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una gozada de disco, cada vez lo tengo más claro que es uno de los mejores del año y de los más rejuvenecedores. Abrazos, friends.
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