...esos detalles, como sucede en los libros, literatura de clásicos que se adaptan y reeditan, están educando ojos, orejas y cerebros, en la estructura sociogramatical que es la herramienta visual, como los diferentes ilustradores para la misma historia....
Por India
Últimamente escuchamos mucho aquello de que ‘fabrican’ películas ‘para todos los públicos’ en las que padres e hijos tengan su lugar. Como espectadores, quiero decir. Por aquello de que no entran solos en las salas de cine y los ‘sufridos’ acompañantes se vean recompensados con algún guiño a su inteligencia de ‘mayor’.
Bien, a mí me mola abofetearme cuando veo posibilidad en esta estructura de inteligencias de ‘mayores’. Así que, si lo que toca es análisis serio y de profundidad, tan de ‘mayores’, no va a ser lo que escriba [ops! Emoticono Munchiano].
Sábado en la tarde, uno de mis hijos aún no está en esa fase traslado entre mundos, tiene 8 años y ver cine animado se convierte en una animación, en toda su connotación (alegría, entusiasmo, vamosapasarlobien, etc).
Zootrópolis, factoría Disney, febrero 2016. Película de dibujos animados. Cine. A grandes rasgos, así por encima, animalitos buenos y malos, presentación, nudo y desenlace. (Abre paquete gusanitos maxixxxxxl).
A lo largo de la película, más de 90 minutos, largometraje, clasificación en el mundo fílmico, aparecen momentos de ‘esos que pusieron para que tú, sufrido adulto que acompañas a tu infante, sientas que otro adulto se acuerda de que existes, y te manda señales de esas que sólo los mayores entendemos, porque claro, somos los mayores y tenemos ese código especial de unirnos en las condolencias’.
Me surge una duda. ¿Pensaban Andersen, Grimm, Perrault, en estos códigos de mayores cuando escribían sus fábulas? Entonces, ¿por qué cuando leemos cuentos a nuestros hijos, lo hacemos como una actividad de entrega hacia ellos desde acercarnos a su mundo infantil a través de códigos infantiles? Si te leo un cuento, lo hago olvidándome de que es mi voz la que te acompaña en el narrar de la historia, pero si te acompaño a ver una película, al no tener que hacer más que ‘acompañar’ necesito sentir que me miman como adulto, ¿es eso?
No sé, ¿eh? Es una duda, un preguntar al lado mayor de todo culito sentado en butaca, si igual no nos ponemos demasiado estirados y nos damos demasiada importancia cuando las historias se hacen para ser contadas, sea el formato que sea.
Febrero 2016 no es el mismo contexto histórico de Los Músicos de Bremen, fábula en la que unos animalitos se hablaban y eso, recuerda. Tampoco Zootrópolis se describe como una ciudad puramente animal, hay carriles adaptados a cada talla de especie, ciudades intra ciudades del tamaño de roedores mínimos que conviven con los edificios de apartamentos donde tu vecino es un búfalo (ya quisiéramos muchos humanos que las ciudades humanas se hubieran adaptado así a todas las diversidades, en eso que socializamos dentro de una única especie, la humana, y nos quedamos tan panchos).
Los niños que comparten sala con nosotros, no tienen edad de haber conocido a Marlon Brando ni a Al Pacino viviéndose como ‘los capos’ de una peli para mayores, o tal vez les suene, de las bromas manidas referenciadas a El Padrino. Pero es que tampoco todos los mayores, ni por extensión, todos los niños, conocen al topo de "El viento en los sauces" y su peso en la historia que narra como historia, fabulada, para niños, de las que esconden esa moraleja que los hará aprender la dureza de la vida a través de la dulzura de unos animalitos.
Así, ‘enfrentarse’ a Zootrópolis como un abrir lomo de libro tiene un ramalazo bofetada antidoñaestirada (es la que yo me doy, aplique el género y el número según sientan) hacia una misma (si la aceptas, golpeo suave, no te preocupes, sobrevivirás al daño).
Pasa en la película. Lo escriben sus creadores. Lo hacen con un lenguaje de 2016. Si cerramos los ojos a los prejuicios, leemos una historia en la que te hablan de corderitos y lobos, zorros y conejos, depredadores y presas. Si tú, adulto, tiras de memoria, al lenguaje en el que te narraban historias con corderitos y lobos, zorros y conejos, topos... de repente se hace el imaginario, se construye ese enlace gramatical.
A mí me encanta cuando reeditan un cuento al que le añaden ilustraciones, puedes ‘ver’ la misma historia de manera diferente, porque cada ilustrador le dibuja su imaginario. En la película Zootrópolis, el pelo de la cola de los lobos, en su suave moverse al viento, se enfrenta a un tacto que te describe uno de los personajes como esponjoso, la lana ovina de otro elemento protagonista. Y ay! Que te lo describen esponjoso con palabras y a tus ojos le llega una imagen de mullido estropajo, nada suave ni ondulante como el libre pelo de esa cola que movía el viento (¿has visto “Ida”? ¿Sabes cuando hablan del maravilloso color naranja de su cabello y lo ‘ves’ aun cuando lo que ‘ves’ está filmado en blanco y negro? Pues algo así, en una película de animación para niños... je, claro, es que son detalles que sólo ‘vemos’ los mayores, ja!) A mi modo de entender, en la duda que me surge analizando lo que he disfrutado con mi hijo de 8 años, durante la hora y media de un largometraje, es que esos detalles, como sucede en los libros, literatura de clásicos que se adaptan y reeditan, están educando ojos, orejas y cerebros, en la estructura sociogramatical que es la herramienta visual, como los diferentes ilustradores para la misma historia.
Todos hemos escuchado (y dicho, hay un repelente en cada uno de nosotros, uno o muchos repelentes) aquello de “Todo está inventado ya”; ¡Pues! Vaya sorpresa, ¡claro!. Sobre todo está inventado el clásico bien y mal, la relación de dualidad y de simbiosis entre ellos. Lo que es darle vueltas al mismo tema, se hace reinterpretando y reescribiendo, modificando códigos para adaptarlos, lenguaje dinámico como la vida. Lenguaje dinámico porque es vivir en el comunicarnos. Cómo lo hacemos para decirnos lo mismo (y mejor no pensar en la de tiempo invertido para estar siempre diciendo lo mismo y que no parezca que sea inútil seguir invirtiendo). ¿Vemos Metrópolis otro día? ¿Hace? Claro!
Me pilla este momento cine con el crío, entre lecturas. La mañana del mismo sábado en que compartiría Zootrópolis con él, es sábado, podemos hacernos remolonear en el calorcito de las sábanas, hablamos de la falta de su hermano mayor (con amigos por ahí pasándolo en grande porque ya es grande, jo)
- “Se está independizando” me dice, y prosigue: “como Cataluña”.
Aprovecho la coyuntura y meto cuña, le gusta el ajedrez:
- “Lo de Cataluña es como una jugada de despiste en la partida. Si miras ese peón, o alfil, o caballo, lo que te apetezca que sea, se te despista el flanco por el que la Dama le quiere dar colleja a tu torre”
- ¿No se independizan?- pregunta.
- Mira la palabreja que lleva días comiéndome el coco: onomasiológico. Al parecer, onomasiológico basa la unidad del concepto y estructura los sinónimos que, como sabes, son palabras diferentes que dicen lo mismo. Utilizamos a veces con filo de navaja, lo que se hace para unir, nos empeñamos en darle giro para separar. Independencia podría entenderse como libertad de movimiento, lo que toda pieza de ajedrez ansía en el tablero. Un concepto unido. Que además estructura lo diferente en lo que los une. ¿No es maravilloso? Toca recordarlo cuando escuchemos o veamos, que el mismo término, pueden vestirlo según la danza.
Danza. Música. Bailar. Nexo con siguiente diatribaquederriba.
Sábado en la tarde. Cine. Mientras empieza y no la película, la música ambiente nos ameniza. No consigo dar con el nombre de la banda. La reconozco. Pero no logro dar con su nombre. Él me dice : Es una banda que tú escuchaste. Te la he oído. (en ese momento, nos une el sabernos escuchados mutuamente. Pero es algo de nuestro lenguaje de corta distancia, en la intimidad de nuestro espacio compartido y el vivirnos.)
En la película, una de las protagonistas es la versión belleza animal de Shakira. Su forma de modular la voz y modelar las caderas y lo universal de su hacer, consigue que, todos en la sala, identifiquemos al animal con la cantante. Es el mismo código, el de la música y lo personal de quien la hace, solo que se abre a un espacio mucho más amplio que el de la intimidad compartida entre mi hijo y yo cuando me oye escuchar música en el spoti y eso. De nuevo, lenguaje. De nuevo enseñanza. De nuevo comunicación. De nuevo derribar esa diferenciación entre mundos, mayores y no mayores, porque el código es igual, lo onomasiológico da la unidad al concepto y estructura esas diferentes maneras de decir lo mismo.
Me enzarzaría en cuánto de simbólico y de transmisión de conceptos. Sería un gustazo descubrir juntos las distintas posibilidades de tratamiento de lo moral y lo ideológico SPOILER!!! NO leas esto! (
Zootrópolis, Grimm, digo Perrault, digo Disney! Ops! Un darme colleja que sirve para escribir y repensar. Que igual no hay guiños a los sufridos acompañantes mayores que sólo captaremos nosotros, como si de una secta oculta nos tratáramos. Que lo mismo, sucede que sirven como puentes de enlace para lo onomasiológico del concepto de compartirnos, en mundo entre mundos, mayores y niños, libros y cine, ayer y hoy, qué hay de nuevo, viejo! Beepbeep!
¡Arriba esas pezuñas! (descargar apps jaja)
Ni una palabra pienso contaros sobre momentos estelares, pero por favor, mi callar sirva para no estropearos momentazos de jugar bien rico con el arte del lenguaje visual, animado o no, esta vez sí, animado, pero acuérdense de este callar y luego, si apetece, me dicen [si nos nos multan (jejeje) guiño código secreto antispoiler!]
- Inevitable hacer un silencio roto: Que suceda que Eco, Umberto Eco, fallezca justo cuando está dándome tanto el leerle a deliciosos ratitos, y que aparezca mientras se “desaparecía”, en esta búsqueda incesante por encontrar las vías de comunicación que, en lo personal y en lo profesiopersonal, ayuden a construir (me)(nos), es una de esas cosas que a una le pasan y que, en el dolerte, es que se siente que en el lenguaje, él en su escritura, nos llegamos.
Es alucinante lo que has escrito, my little. Dudo que lea algo más interesante sobre esta peli con la que tanto me divertí junto a las crías. Te los has currado musho musho musho. Recibe chuches (y palomitas dulces).
ResponderEliminarSi a la diversión de verla le añadimos la diversión de escribir sobre el verla y, además, resulta sumando que divierte e interesa dialogará, ya es la leshe!
EliminarLeer a Eco, a través de estar leyendo a J.A.Marina y a J.Berger a la vez, en el momento de leer la película, ha tenido mucho de delicia coincidencia que ayuda ( maestros que ejercen la enseñanza aplicada, grandes tres ).
Chuches y palomitas dulces, rerrica entrega que tomo a brazo abierto!
Gracias miles por esta oportunidad de expresión, Bigger.Gracias miles.
Achuchones
Me gustó mucho.........
ResponderEliminarUn saludo