...guión de imponente trama, con imponente e impactante uso del lenguaje visual. Y se hace en su mirar el aparecerse con detalles sutiles las más increíbles de las situaciones que envuelven y autentifican, aún más si cabe, lo que está narrándote...
Por India
27 de Septiembre, 2015. Domingo.
Un día que se dice en número y en letra.
Días corriendo en los calendarios.
Pero nada se mueve cuando ni siquiera los ojos se atreven a parpadear. Nada quiere escapar a quedar impreso en la mirada. Y sabes que todo tiene puntos de fuga, todo tiene fueras de campo. Encuadres imposibles de recoger en un plano material.
Es el estreno de una película. Un largometraje que se acota como largo en la reducción lingüística del no redundar. Mientras, la cabeza reflexiona en lo redundante de que todo tu lenguaje para describirlo se repita en metáfora de uso cinematográfico.
Descubro el truco elíptico porque, el documento presente, comenzó a redactarse sin materializarse antes de sucederse este domingo con fecha en un calendario. Así, documentar lo que se inició relatar, compone un rizo admirado a la labor realizadora de ficciones que narren.
Recrea la vida el caprichoso juego de los destinos. Los cruza. Los superpone. Los enreda. Los alinea. Escenifica en sus lugares escenarios perfectos que generan record de acción. Alinea los sueños como componentes particulares. Los enreda en trenza que exprima sus narraciones. Los superpone en la armonía de encajarse. Los cruza y los hace cruzar la frontera, la que a veces es la línea salubre donde moverse para que ambos, vida y sueño, sean cine [saludamos a Aute sin intentar afinar en su franja tonal].
Hubo una (de muchas) conversación con Luis, en los momentos en que [gracias destino!] compartía con la (d)escribiente experiencias del proceso del montaje. Un aparato pegado a una oreja que transmite la voz a cientos de kilómetros de distancia, donde no existe más espacio para el lenguaje que el respeto de los tiempos en el habla y la escucha. Dialogar en el clima entusiasta de una pasión que une nunca es fácil, a todos se nos aglutinan en la garganta comentarios que hacer, apuntes que dar, frases que ejerzan de resumen imposible de pensares emocionales, cuando el hecho en sí mismo de estar hablando sobre ello es ya un sobre-estímulo emocional. Y aun así, ASÍ son las charlas telefónicas que ignoran los kilómetros y todo lenguaje ajeno a la voz y los respetos de espacio en forma de silencios en escucha activa. Esa tarde acordamos unir a Orson Welles y a la vida, su concepción de crear películas y lo natural que lo hace la experiencia vital, directora y localización a la vez. “Las películas se hacen en el montaje. Graba. Graba. Graba cuanto puedas, que después será cuando de veras se esté creando el film”; pues, como la vida misma. Vives y vives y vives y luego, un día te das cuenta de cómo los recuerdos se fueron haciendo tu montaje, tu película. Así, contamos resumido mediante las imágenes que nos quedaron en los recortes de todo lo vivido. Hoy, ahora, estamos grabando. No sabemos qué de todo lo que suceda en este día pasará al máster de edición. Actuamos como Welles, directores. Mientras que también como él, y esa fama de difícil orquestador, la vida toma parte de dirección sin avisarte, espoleando a un ‘Acción!’ del que no siempre se es consciente, porque ahí estás en el lado del grabado que no del cámara. Pero no, tampoco. Estás en la sala de espejos de La Dama de Shanghai, te ves en todos los planos del encuadre y, desde algunos, miras a los fuera de campo que tú mismo rellenas desconociéndolo.
Luis ha hecho el triple tirabuzón con bucle que todo trapecista ensaya. En su humildad, posiblemente ni siquiera piense que tiene algo que ver en ello, no al menos en gran medida, dirá. Y a su humildad hay que sumarse en el chapeau de las intervenciones ‘azarosas’. Viaje a la butaca de la sala de cine donde se proyecta ‘Escisión’.
Guión de imponente trama, con imponente e impactante uso del lenguaje visual. Y se hace en su mirar el aparecerse con detalles sutiles las más increíbles de las situaciones que envuelven y autentifican, aún más si cabe, lo que está narrándote. Y en el maravillarte, descubres que de nuevo, riza en triple tirabuzón lo que es su modo de expresión, uno de ellos, que aúna otros, pero uno de ellos, el de la imagen, a la vez una proyección de lo que él mismo nos puede proyectar de sí. Persona de fuerza y presencia impactante que descubres inmenso en la sutileza de destellos detallistas. Descubres, sí. Tú, espectador, como todos de todos, descubres. Miras el todo y percibes la nada, esas pequeñas cosas que no sabes si son excedentes o flecos de una elaboración; la sorpresa de no saber que, sin embargo, ya se ha hecho en tu configuración de lo que ves, lo forma, conforma, reforma en una totalidad viva, dispuesto a seguir llenándose o vaciándose.
Viaje de la butaca en Amurrio a la butaca de un autobús, un martes, ya pasado el domingo 27 de Septiembre, recorriendo metros que harán larga la medida de una distancia.
Flashbacks múltiples que no pierden calidad de imagen, resolución de rayo azul con el grano del cine nostálgico de antaño, porque calidad es también emoción, y ahí se mueve diestro y siniestro, suave y punzante, el trayecto vital de realizar un film como Escisión.
Magia azarosa, en el viajar hacia ‘antes’ de este ‘desde’, la figura de Luis aparecía en mi mente a través de la lectura que acompañaba las horas de carretera. Escribe Ramón Gener en su libro “Si Beethoven pudiera escucharme” que construimos las bandas sonoras de nuestras vidas. Piénsalo y le darás la razón con una sonrisa cómplice en los labios. Así es, lees la frase y comienza a girar bajo la aguja de tu propio dedo el LP, long play, largo musical de tu viaje particular. De la misma forma, Luis construye los momentos musicales que son los certeros y concisos y a su vez, sutiles y envolventes a cada escena. Inútil resistirse a la mecánica de un ojo dirigido por tu oído; pero cuidado, con esa misma mecánica tan bien entramada, consigue Luis que ni siquiera notes que hay una atmósfera auditiva, se te hace transparente, como lo son nuestros latidos o el ritmo de nuestro respirar, base inherente de la B.S.O de cada vida. Transparencia, sí. Un sonido con características visuales, así es en Escisión. Inherente y al mismo tiempo transparente. Nos cuenta Gener en su libro que, la primera película que tuvo banda sonora (en aquellos tiempos en directo) fue El acorazado Potemkin, viajo hacia el 27 de septiembre que aún no ha sido, al estreno de la película de Luis, y me sonrío porque sé que es una película, "El acorazado"…, que le apasiona.
Me sonrío después, ya en la butaca de un 27 de septiembre, frente a la pantalla y los altavoces que nos meten en Escisión, y llevo a Ramón Gener y sus palabras conmigo. Imágenes que se formarán como recuerdo de esta película a montar que ahora medio (d)escribo aquí.
Quizás resististe leer hasta aquí [dime si eres de dulce o de salado y te cocino algo con mimo a modo de agradecimiento, merecido lo tienes!] pensando que contaría algo sobre Escisión, primer largo(metraje) de Luis Vil, estrenado un domingo 27 de Septiembre de 2015 en Amurrio, en una sala llena, donde la amistad se hace generosidad pero viaja de un lugar a otro, nunca vas a saber de dónde vino y hacia dónde fue, nunca qué fue antes, si el huevo o la gallina, simplemente, como la vida misma, es. Se da y se recibe. Pues resulta que sí, que de ‘Escisión’ ha ido todo lo que escribí y quizás resististe leer.
Ya lo verás. Verás Escisión, en tu propio etalonaje, y descubrirás, espero, que no sabrás y sí, cuándo y dónde la frontera. Luis te ha sujetado entre sus brazos y te está haciendo girar en el triple con tirabuzón que todo trapecista ensaya. Hacia atrás siendo delante. Tiempos conjugados como presentes, pasados o futuros jugando con nosotros; conjugar los verbos en la primera persona del plural de los tiempos, los espacios, tu tiempo, su tiempo, el tiempo de la película, su película, la tuya. Y sucederá, créeme, cuando la veas. Te sucederá que entenderás sin entender, como todo, abrirás preguntas que recogen anteriores respuestas, y las respuestas serán quizás nuevas preguntas. Para ti, para ellos en la pantalla, para Luis. La magia de comunicarse, en el medio transparente como la banda sonora, que trasladará el asiento de una butaca como espectador, a la percepción de un participante más, tú, en tu película, junto a la película de todos a tu alrededor, junto a la película que Luis realiza, en la película que, realizarla, generó en todos. Nosotros. El triple tirabuzón que todo trapecista ensaya. Vas a darlo. Vas a recibirlo. Y vas a darlo en respuesta. Y van a recibirlo en respuesta. Entra. Sin duda, entra.
Dolor. Emociónate.
Amor. Emociónate.
Ritmo cardiovascular en picados. Emociónate.
Sucede en ocasiones, que las películas compartidas se solapan en los recuerdos. Así, Marcos redactó la experiencia de vivir el encintado de la película Escisión antes, durante y luego. Su durante consigue meter a los que la censura de los kilómetros nos corta el negativo a positivar, dentro del montaje de montar la película múltiple de un equipo que superpone sus guiones individuales, película coral que Marcos escribe oral en este artículo publicado en Inoportunos, Revista Digital Literaria. http://www.tallerparentesis.com/inoportunos/sangre-en-la-caldera/
[No puedo no agradecer a todos y cada uno de los participantes en esta película, de inicio presentación a corte y créditos, que su ser pertenezca ya al montaje de lo que sea que acabe por visualizarse en el Play que hagamos un día que se haga noche. Visionado futuro de película sin butacas, en el flotar ligero de los sueños. Gracias a todos. Gracias, Luis. Mila esker!]
* Texto: India
Un lujo leerte por aquí, querida India. Ganas de ver la peli. Chuches.
ResponderEliminarIndia en casa de Johnny hablando de Luis. Un triángulo sin esquinas y una película que habrá que ver cuando se pueda.
ResponderEliminarBesos y achuchones.
Ah, y lo he leído todo, claro.
;-)
Joder pues ya estoy deseando verla, gran entrada.
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