THE BASEBALL PROJECT - (2014) 3rd

…mucho más legitimados si se trata de ilustres y prestigiosos de la talla de Scott McCaughey, Peter Buck, Steve Wynn y su esposa Linda Pitmon…

Es tan lícita esta propuesta como cualquiera de las más atractivas del rock. No solamente de sexo, de drogas, de amores frustrados, de afectos presentes, pasados o futuros, de historias turbulentas, de relatos agradables, de…, vive el hombre, la mujer o el rock & roll. ¿Por qué no se puede hacer rock sobre el béisbol? 

Por supuesto que están en su derecho, y mucho más legitimados si se trata de ilustres y prestigiosos de la talla de Scott McCaughey (líder de bandas como Young Fresh Fellows o The Minus 5 aparte de haber acompañado a los R.E.M o a Robyn Hitchcock), Peter Buck (R.E.M.y proyectos como Hindu Love Gods, Minus 5 o acompañante y colaborador de The Replacements, Billy Bragg, Eels,…), Steve Wynn (por supuesto cabecilla de Dream Syndicate, también en solitario o con Miracle 3) y su esposa Linda Pitmon, batería de la mencionada banda Miracle 3. En resumen, una especie de supergrupo con personalidades diferentes y unidos por el aprecio hacia uno de los deportes más populares de su país. 

Si los dos primeros lances de este, llamémosle, juego, me generaron bastantes dudas, o quizás sería mejor decir que no llegaron a entusiasmarme para prestarles una especial atención, en el tercer episodio de este singular combo ha sido otra cosa, gracias a mysuperfriend Addison me he percatado que es otro acontecimiento ameno y entretenido pero más cohesionado, con más consistencia en unas melodías que nos remiten a la esencia de sus miembros cual si fueran, dependiendo del corte en cuestión, hijas de un padre respectivo, pero logrando satisfactoriamente al final un efecto de homogeneidad muy digno. Esa creo que es la clave, me reitero, las coplas suenan distintas pero no deslavazadas, manteniendo una línea común excelente. 

Y esa línea viene determinada especialmente por recuperar la esencia del llamado Pasley Underground, aka Nuevo rock americano de los ochenta, por el que sus miembros alcanzaron en sus respectivas bandas un status reconocido y admirado. 

La primera clase de esta tercera aventura es un ejercicio con gran fuerza sónica instrumental titulado “Stats”. El powerpop más energético con matices garageros deslumbra en “From nails to Thumbtacks”, en “They don’t know Henry” o en “They are the Oakland’s” mientras que la intensidad de las guitarras eléctricas más agradables se presenta en “The day that doc went hunting heads”, quizás mi preferida del disco, en “Pascual on the perimeter”, “They played baseball” y en “Monument park” (la más, digamos, “byrd”).

Después si “Hola, America!” es una especie de rock fronterizo, en “The baseball card” se manifiesta el country-rock más extrovertido con todo su esplendor. Y si en “13” se resucita la sustancia y el sedimento del Sindicato del Sueño, en “Box scores” nos recuerdan a los Long Ryders y en “To the veterans comitee” o en “Take me out the ball game” parecen un fantástico cruce utópico entre REM, Ramones y Barracudas. 

Por su parte “The babe” o “Extra Inning of love” son medios tiempos cual si se tratase de un par de golosinas muy azucaradas. Y finalmente en “A boy named city” o en “Larry Yount” me recuerdan un cruce sideral entre Johnny Cash y los Wall of Vooodoo. 

Quizás la única pega de este artefacto es la duración, demasiadas canciones, demasiado minutaje, alrededor de una hora. Puede que algún descarte, aunque no sé cuál elegiría, habría dejado el trabajo más apetitoso. Sea como sea este disco me está gustando mucho, además me ha permitido recordar aquel viejo profesor de educación física que me enseñó algunas técnicas sobre el béisbol. No estaría nada mal regresar en el tiempo a aquellas clases al compás de tan saludable e interesante tercer capítulo de este singular proyecto.