Se cumplen veinticinco años desde la publicación del “Fisherman’s blues”, el cuarto y más vendido álbum de los Waterboys. Desde el año 1988 ha llovido mucho y ahí esta, manteniéndose enorme, mayúsculo. Se dice, se comenta, se contó, que este disco fue rupturista, que atrás quedaba sepultado aquello que se denominó como la Big Music de sus tres primeros álbumes, una valoración que a mi juicio no era ni es del todo cierta. Sin duda resultaba obvio que el nuevo sonido de la banda de Mike Scott, condicionado en cierto modo por su nuevo alojamiento en Dublín o por la asentada contribución de un extraordinario violinista como Steve Wickam, exploraba con más ahínco en terrenos tradicionales de la música celta o de los orígenes del country y del rock and roll, pero las huellas de la Big Music, un estilo que era una especie de aplicación personal de las influencias musicales de gente como Dylan, Springsteen, Patti Smith o muy especialmente Van Morrison, se conservaba latente de forma clara en algunos de sus cortes. Así por ejemplo la versión del “Sweet thing” de El León de Belfast con esos versos añadidos del “Blackbird” de los Beatles, o “The stolen child” (la primera ocasión que musicaba poemas de W.B.Yeats) creo que no desentonarían nada en el fabuloso “This is the sea”, como en un momento determinado tampoco “We will not be lovers” si formara parte del “A pagan place”, o a su vez “World party” en la que fue su tarjeta de presentación. En el “Blues del Pescador” creo que la 'fisherman-star' solamente reinventó su Big Sound con otros aires. De hecho ese estilo personal aparecería nuevamente sin reservas y de forma más descarada en posteriores trabajos aunque, todo sea dicho, muchos nostálgicos ochenteros se quedaron allí y otros nunca los descubrieron a pesar de estar muy vivos a fecha de hoy dentro de una larga trayectoria con una calidad y creatividad impecable de la que muchos no pueden presumir.
Lo que quedó claro es que “Fisherman’s blues” fraccionó a críticos y fans. Por una parte los puristas decepcionados por el cambio de rumbo musical y por otra parte los que consideran este trabajo como su obra cumbre. Como libre de opinar y fan acérrimo que me considero del legado de los Waterboys me ubicaría más cercano a los primeros (siempre en la cima tendré por los siglos de los siglos el colosal y deslumbrante “This is the sea”), pero sin menospreciar ni infravalorar la evolución creativa del disco que nos ocupa.
Al bucear, por enésima vez, en este ya clásico del rock, nos encontramos con un universo onírico que podría dividirse en tres partes. Una primera que comienza con un cielo estrellado, lejos de tierra firme, con unos acordes aparentemente paridos en la puerta de acceso a un metro, tan lejanos y cercanos al mismo tiempo, soñando con tenerla a ella entre sus brazos en la que quizás sea la canción más conocida de los Waterboys y, sobre todo, uno de sus fundamentales himnos atemporales (“Fisherman’s blues”). Sueños nocturnos y recuerdos diurnos sobre lo difícil que resulta resistirse al roce de la piel. “No, no vamos a ser amantes” en esa "We will not be lovers”. A partir de aquí todo se vuelve insólito, misterioso y sorprendente, navegando en un barco extraño, rumbo a una tierra extraña por un mar extraño. El viento es extraño, aquella estrella es extraña, es el momento en el que el cuerpo se está diluyendo en el alma (maravillosa balada la de “Strange boat”) hasta llegar a una nueva vida en un mar de luces que quizás sea un sueño, un susurro o un hechizo (“World party”). Ahí, justamente ahí, está el momento adecuado para aquella astral canción de Van Morrison en que se levantan los brazos hacia el cielo estrellado, caminando por bellos jardines, sin envejecer, cantando en la soledad de la noche y aprendiendo a volar. Toda una vida esperando este momento, el de ser libre (“Sweet thing”). Con el vals de Jimmy Hickey (“Jimmy Hickey’s waltz”) podría darse por terminado el primer trance.
La fantasía nos transporta hacia Lindsay, Nora, Deborah, Bella, Krista,…, esos viejos amores que no se olvidan. Un susurro en la oreja o un beso en la mejilla al compás de “And a bang on the ear” antes de caminar hacia el pasado, en una experiencia determinante como puede ser la de descubrir y homenajear a clásicos del country como Hank Williams (“Has anybody here seen Hank”). Las raíces están muy presentes, tanto que por fin Molly y Jimmy, o Molly y Johnny, retozan en el mismo lecho (“When will we be married”). Caricias y abrazos, country de mucho nivel y magia, la de la bella dama, porque cuando se vaya habrá whisky y habrán lágrimas (“When ye go away”). Con otro fantástico pasaje instrumental (“Dunford’s fancy”) finaliza el segundo trance.
Justo al lado de un mundo de problemas y de llanto hay otro entre hadas, corrientes de agua errante, estrellas, helechos, burbujas espumosas, en un reconocimiento al mundo de William Butler Yeats (“The stolen child”). Después de vagar por desiertos y carreteras allí está la tierra por la que luchar, la de esos antepasados que siguen presentes, como la de Woody Guthrie en un breve fragmento de la legendaria canción popular (“This land is your land”).
“Fisherman’s blues” es sencillamente un disco de folk-rock que contiene tradición, misticismo y épica para alimentar el espíritu, pero sobre todo con una identidad atemporal, exclusiva y muy personal.
Muchísimas más canciones de aquellas sesiones en el Windmill Lane Studio de Dublín quedaron registradas y permanecieron inéditas hasta ver la luz en posteriores reediciones digitales tales como la del 2006 (“Killing my heart” antes de convertirse en la mencionada “When ye go away”, las dylanescas “Girl of the North Country” o "Nobody 'cept you", las exquisitas "If i can't have you", "Rattle my bones and shiver my soul", “Meet me at the station”,…) o esa definitiva, fastuosa e imponente “Fisherman’s box” dentro del 25 aniversario en este 2013 que incluye 121 cortes repartidos en seis Cd’s. Ver para creer, escuchar para gozar. Y es que después de ver la grandeza del mar había que salir a pescar sueños a cielo abierto y con luna llena.
Cuando hace unos meses comencé mi andadura por la obra de esta gente capitaneada por Mr. Scott, todo fue vertiginoso, me enganche a sus discos a toda velocidad, les vi en vivo, (al salir del concierto me enteré que había muerto Levon Helm), incluso me hice con un par de vinilos de segunda mano, uno de ellos este, todo fue increíblente rápido, los masters Chals, Guzz y Johnny me metieron sin ellos quererlo ni saberlo, muchas gracias a los tres, en el mundo mágico de esta formación, pero empecé por este disco, este, que Johnny comenta con pasión y desbordando sabiduria sobre el, la sapiencia de miles de escuchas...gracias Master.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo gizon...
Un disco enorme que nunca se cansa uno de escuchar, y a cada escucha redescubre algo nuevo, emociones y sensaciones difíciles de explicar. Grandísimo post.
ResponderEliminarbravo por tu disección, maestro, con escalpelo extraes cada pieza con gran mimo, siempre con pasión. da gusto leerte, tengo ganas de escuchar el disco otra vez, la enésima, como bien dices, de verlo con renovada luz.
ResponderEliminarEs realmente un gran disco, quizás el que más tira de raíces tanto folk como celtas, pero el que también quizás tiene las mejores composiciones del grupo sin desmerecer a This is the sea.
ResponderEliminarBueno brother, ya os contaré que tal el concierto de pasado mañana.
Un abrazo.
Ni soy experto ni gran seguidor de la banda como tú, Johnny, pero este disco lo recuerdo muy bien de cuando salíó. Lo había comprado el hermano mayor de un amigo del colegio, y desde el principio me encantó. Además, en los bares de Pamplona sonó bastante en su momento. Preciosa la entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tremendo post, todo un placer leerte sobre un grupo por el que compartimos pasión.
ResponderEliminarEl “Fisherman’s box” es monumental, yo me lo estoy racionando, hay mucho buen minutaje musical ahí dentro...
Un saludo!
Sin palabras para esta joya y la box set debería ser un buen regalo navideño
ResponderEliminarA pesar de que, como sabes, no soy gran conocedor de la obra de Mr Scott & cía., sí que conozco bien este gran disco. Cada vez que lo escucho le saco matices nuevos.
ResponderEliminarFelicidades por el post, master.
Un abrazo!
Si hay mundo después del "This Is The Sea" debería ser algo parecido a lo que propone "Fisherman´s Blues".
ResponderEliminarExcelentísima entrada.
Saludos,
JdG
Sea-Fisherman-Burning, sin desmerecer nada de las demás lindeces que no son pocas con este tipo/banda, son un hat-trick insaltable en la música de las últimas tres décadas. Tal cual. No veo a que añadir más desde tus tan nutritivas palabras. Abrazo waterguzzero !
ResponderEliminarQué buen post. Leyéndote veo que, para ti, los Waterboys, son lo que para mí son The Kinks. Un gran disco, si señor, por el que te paseas sacando toda su esencia con pocas palabras. Para quitarse el sombrero.
ResponderEliminarSaludossssssssssss
La piel de galina me has puesto. Te leo siempre, querido amigo, aunque ya no comente como antaño. La piel de gallina. Lo del sábado se presume monumental. No sé si sentiré tanto amor o tanta pasión por los Waterboys como tú pero poco le faltará.
ResponderEliminarUn abrazo de Pep.
Sencillamente magnífico artículo. Al final me voy a tener que acercar a esa box de seis discos.
ResponderEliminarA mí me gustan los discos de Mike Scott hasta en solitario.
Un abrazo
Un grandísimo disco mestre friend. Invita a tomarselo todo de otra manera, uno de los discos de mi vida.
ResponderEliminarSaludos
Un post a la altura de semejante obra; cierto que me incluyo entre los que admiran de manera especial esos discos anteriores al impacto comercial que tuvo "Fisherman..." (recuerdo que no paraba de sonar en los medios), suelo recurrir a este disco en momentos especialmente "bajos", es terapéutico y un clásico inigualable en su estilo.
ResponderEliminarEsta banda es uno de esos casos en los que lo que he leído y escuchado de ellos me atrae pero siempre que los he visto en una tienda he optado por otros discos... Un fallo que repararé pronto, lo prometo :)
ResponderEliminarBuena reseña, las grandes obras perduran en el tiempo y que tras 25 años aún haya interés por este disco y la gira para recordarlo demuestra que hicieron un buen trabajo
ResponderEliminar@ Addison: un fuerte abrazo, mi querido amigo. Waterboys es magia, olé por subirte a su carro.
ResponderEliminar@ Nikochan: gracias en lo que me corresponde. Fisherman’s blues, Mike Scott y Waterboys, palabras mayores.
@ Raúl: me apasionan, de los que más me apasionan. Gracias, masterSones.
@ Savoy: no creo que me equivoque si te digo una vez más que vas a disfrutar a lo bestia.
@ Gonzalo: sí, este disco sonó mucho por el hit de la canción que da título. Ojalá todos los hits tuvieran su calidad. Me congratula que te haya gustado la entrada.
@ JMHulme: cierto, compartimos esta pasión. La caja nueva del “Fisherman” es una gozada, aumenta si cabe todavía más la grandeza de esta banda.
@ Bernardo: efectivamente, Papa Noel o los Reyes Magos deberían llevar consigo muchas cajas del “Fisherman’s”.
@ Evánder: gracias masterfriend de lo que me corresponde. Un discazo.
@ Javier de Gregorio: ese era el mundo que tocaba después de comprobar la grandeza del mar. Algún día creo, ojalá, que se entenderá perfectamente la grandiosa trayectoria de la discografía de Mike Scott.
@ Guzz: pues es muy posible que coincidiéramos en el orden del podium (Sea-Fisherman-Burning). Quizás incluso la plata para el Burning. La cuarta plaza dudo ahora entre el “A rock in a weary land” y “An appointment with Mr.Yeats”. Y todavía quedaría mucho material suculento. No tengo dudas de que ha sido la banda de su generación que mejor ha sabido sobrevivir a través de los tiempos.
@ Babelain: pues dices bien, significan algo muy, muy, muy especial para mí. Me alegra que te haya gustado el artículo, muchas gracias.
@ Pep: un placer que comentes. Disfrutaremos el sábado si no pasa nada. Passion to Waterboys!!!
@ Millan65: me alegra mucho que te haya gustado el artículo, apreciado amigo. Mike Scott atesora en solitario y en Waterboys una discografía impresionante.
@ Chals: bien lo sabes, my mestrefriend, uno de los grandes discos de nuestra vida.
@ AntonioR: gracias en lo que me corresponde. Un disco inigualable y terapéutico, comparto y me gustan esos calificativos.
@ Victor Hugo: yo creo que la discografía de los Waterboys más los discos en solitario de Mike Scott, que es como si fueran los Waterboys, componen una de las discografías más espectaculares de la historia del rock, superando a un buen puñado de totems. Se dice pronto, puede aparentar una barbarie pero así lo creo y nadie me hará cambiar de opinión nunca.
@ Boris: gracias por lo de la reseña y cierto, un disco atemporal de una banda que diferente, tanto en estudio como en directo.
Se agradecen los comentarios. Abrazos múltiples y que suenen los Waterboys.
La teva pasió per aquesta banda es palpa. Gran post que, per cert, acabe de gaudir mentre sona el disc en el meu reproductor.
ResponderEliminarAbraçada for you mestre!!
Bueno, ya sabes que nunca se hicieron un hueco en mi corazón, ni en su momento ni en otras ocasiones posteriores. Pero voy a volver a intentarlo, te lo juro Kozmic Joh. Por tu articulo.
ResponderEliminarCheers.
@ Juanvi: efectivament, estimat amic, sóc fan total de Mike Scott i la seva banda. La tinc dalt del pedestal. Segur que vas gaudir d'aquest gran disc. Abraçada
ResponderEliminar@ Scott: es verdad, my cosmic brother, y es algo que me extraña. Considero que cumplen bastantes requisitos para que te gusten. Cheers
FISHERMAN S BLUES ES ESPECIAL,MUY ESPECIAL: ES EL PRIMER ALBUM SIN KARL...SOLO APARECE SU FABULOSO WORLD PARTY....UN GRAN ALBUM QUE CON LOS AÑOS INCLUSO SUPERA THIS IS THE SEA....FISHERMAN S BLUES,WE WILL NOT BE LOVERS,WORLD PARTY ,STRANGE BOAT,YOU IN THE SKY,AND A BANG ON THE EAR SON 6 RAZONES QUE CON EL TIEMPO IGUALARON LOS THE PAN WITHIN,DON T BANG THE DRUM,BE MY ENEMY,TRUMPETS,BEVERLY PENN O THE WAVES....
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