La segunda fecha de la gira de presentación de “Formas de matar el tiempo”, el flamante nuevo álbum de JOSE IGNACIO LAPIDO, fue en la sala Wah Wah de Valencia durante la noche del pasado 11 de mayo del año en curso, un día después de la primera que tuvo lugar el día 10 en la sala B de Murcia.
En la ciudad del Turia no hubieron sorpresas excesivas en lo que se presuponía que podría ser una noche mágica. Y es que estaba claro clarísimo, Lapido es un valor seguro, uno de esos artistas que no fallan (para los suficientes). Poco más de un centenar de privilegiados tuvieron la fortuna de disfrutar a lo grande del hechizo que contiene la música del maestro 'granaíno'. El garito no estaba lleno ni mucho menos, lo cual me hace pensar una vez más en el poco aprecio que se tiene por la música en directo (al menos en Valencia) y en el poco reconocimiento que tiene Lapido teniendo en cuenta su oferta, sus méritos, su trayectoria y su innegable calidad, a algunos años luz de bastantes artistas o bandas musicales tanto nacionales como internacionales de mayor popularidad (opinión subjetiva sin ánimo de ser compartida). Hubiese sido más lógico por todos esos motivos que hubiese habido un lleno hasta la bandera.
El maestro y su excelentísima banda comenzaron a repartir candela a eso de las 11'30 de la noche con un “ya me visteis preguntándole a los sabios, a los búhos en la noche y en la madrugada al gallo”, el primer verso de esa cartográfica “Nadie supo decirme la verdad”. Desde ese mismo primer instante el personal quedó abducido por lo que había ido a buscar. Acto seguido se tambalearon las estructuras, se fundieron las bombillas, se le puso música al desguace y ritmo a la demolición, y se confirmaron los temores, el segundo de la noche que sonaba era “Algo falla”.
Tras los dos temas mencionados que sirvieron a modo de introducción, el avezado compositor se metió ya en la vereda de sus "formas de matar el tiempo". Primero con esa luz majestuosa y rara de “Un día de perros”, después con esa demoledora y powerpopera “Ciudad que nunca existió”. A continuación nos habló de esperanza y de derrota en “Cosas por hacer” , luego retumbó en la sala ese niño de mirada triste que sonríe en la foto mientras sostiene entre sus manos un Kalashnikov de sus “40 días en el desierto” y posteriormente llegaría el caos de la orientación al ritmo de “Cuando por fin”.
En ese punto de la velada el disfrute era unánime, alguien pidió silencio para los “Desvaríos” y, si quedaba alguna línea paralela por unir quedaría pefectamente emparejada con “Muy lejos de aquí”. Tenía ganas, muchas ganas de escuchar en directo ese enorme aforismo de “declaramos nuestro amor al arte y le cantamos a la instatisfacción” de “No hay vuelta atrás”. Aquello estaba que ardía y, valga la redundancia, a ritmo de blues atronó en “Está que arde” aquello de “el sepulturero obedece al ministro que le ha dicho que cave un metro más, que eche agua al vino y que empeñe su anillos, que compre flores para el funeral”.
Las “formas de matar el tiempo” habían sido presentadas y llegaba el momento de disfrutar de algunos de los mejores clásicos que deberían considerarse del cancionero español. Un ritmo de batería adictivo, un riff y unos acordes bien conocidos, un humo sagrado en la maleta y el agua bendita de la chistera trajeron la “Luz de ciudades en llamas”. Era el turno después de rememorar algún capítulo de “música celestial" y algunos nos desgañitamos repitiendo ese “recuerda esta canción cuando fallen tus apuestas” de “Nadie besa al perdedor”. Tras una baladita exquisita del calibre de “En medio de ningún lado”, la concurrencia repitió casi con integridad absoluta cada uno de los versos de “Cuando el ángel decida volver”. Con otro ritmo fácilmente reconocible de otro tiempo y de otro lugar era el momento de "la Venus del espejo que conservaba su pasado en un bote de pastillas", de "el hombre de las cavernas" o de "el Pensador de Rodin que se levantaba harto de no hallar respuestas", y aquello implicó que el estribillo de “La antesala del dolor” fuera coreado de forma unánime por un gran número de gargantas.
Tras un tema que nunca me había llamado mucho la atención hasta ese día como la indómita “Lo creas o no” llegó el delirio absoluto: “Allí van los muchachos aburridos, las fieras con bozal, los que están en el camino, los que nada tienen ocultar”, y Lapido recuperó para la causa sus “Zapatos de piel de caimán” de la época de los legendarios 091.
Primer bis y hasta creo que Dios tarareó “En el ángulo muerto”, otro temazo cartográfico. Después llegó un mensaje desde “El más allá” y entre sombras y sueños nadie estuvo a salvo de los aguaceros de “La hora de los lamentos”. Pero ¿cómo acabar tanta fantasía y enajenación? Nada menos y nada más que con un verso tatuado a fuego lento en el alma de los suficientes: “Siempre creí que el cielo era el nombre de un bar con música para bailar y sillones de terciopelo”, el cual provocó que incluso hasta la más omnipotente y todopoderosa divinidad que se halla presente en todo lugar se dejara las cuerdas vocales al compás del estribillo de “El dios de la luz eléctrica”, uno de los grandes clásicos de los tiempos de los “Ladridos del perro mágico”.
La concurrencia, insaciable, quería, necesitaba más. Lapido y su banda volvieron para recordar un par de ultramegatemazos de 091. Primero fue “El cielo color vino” y aquello se convirtió en un maravilloso viaje con agua y estrellas. Y para finalizar, tachán, tachán, “Otros como yo”. Entonces un faisán de mal agüero alzó el vuelo y aquello fue el acabose.
En la chistera de Lapido quedaron varias docenas de temazos. Otra vez más el que suscribe se quedó sin “El carrusel abandonado” pero la noche todavía iba a ser larga entre licores y risas hasta altas horas de la madrugada y, algunos de esos noctámbulos y trasnochadores no se percatarían hasta el día siguiente que entre sabios, búhos y casi la aparición del gallo, en todo aquel sarao nocturno había permanecido inalterable el espíritu de las canciones de Lapido.
Llega el turno ahora para los afortunados privilegiados de Granada el próximo 18 de mayo en la sala el Tren, de Barcelona en la sala Siecar el 24 de mayo, de Zaragoza en la Sala López el 25 de mayo, de Madrid en la Sala Caracol el 31 de mayo, de Bilbao en la sala Azkena el 7 de Junio, y de Valladolid en la sala Portacaeli el 8 de Junio. Enhorabuenas anticipadas a todos los asistentes que ya tienen sus respectivas entradas. Se apellida Lapido, mucha, mucha, grandeza.
qué gusto da verte disfrutar amigo, circula una frase por ahí "el mundo necesita más gente que ama que lo que hace", y yo creo que se puede aplicar en ambos casos, al señor lapido y a ti!
ResponderEliminarCierto totalmente lo que dice Raul. La música necesita del apellidado LAPIDO, de Woody Jagger y del rock and roll. Fue un bálsamo reconstituyente o la nueva terapia de choque para todos los presentes. Aún existe afonía tras desgallitarse con el dios de la luz eléctrica. Mucha magia y mucho rock. Gustazo!.
ResponderEliminarSin duda cala, saludos
ResponderEliminar¡Qué mejor manera de matar tu tiempo, Johnny! Lapido es de otra galaxia y lo sabíamos desde hace tiempo pero este disco nos lo ha devuelto, una vez más, a la Tierra. En nuestros años de frikis solíamos ir por Granada a charlar (menudo coñazo que les dábamos, jeje) con los 091 a su bar. Echamos buenos ratos...
ResponderEliminarAbrazo gigante.
Como no he podido verlo me he apuntado el tracklisting y me lo escuchare leyendo otra vez tu fenomenaL cronica
ResponderEliminarHe comprado el disco el pasado Viernes 10, después de leer varias excelentes entradas en distintos blogs..., y es posible que vaya a verles en Madrid.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Me encanta leer cómo disfrutas estos conciertos, amigo mío. Tu forma de contarlo te delata. Cualquiera que lo lee se transporta a la sala.
ResponderEliminarFelicidades por el post, Johnny.
Un abrazo!
Otra peazo de entrada maestro... yo solo puedo decir que no veo cuando llegue le dia 7-6-13 para volver a encontrarme con este puto amo del rock lírico y épico.
ResponderEliminarAbrazo.
A ver si puedo ir el 31 en Madrid. "(…) a algunos años luz de bastantes artistas o bandas musicales tanto nacionales como internacionales de mayor popularidad (opinión subjetiva sin ánimo de ser compartida)." Compartida por un servidor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta descubrir bandas nuevas, sobre todo cuando suenan tan bien como la de este Lapido. Si no fuera por blogs como este, yo viviría anclado en el pasado. Gracias por devolverme al presente.
ResponderEliminarAgradecido por tu visita. Un saludo.
No sabía que este Lapido fuera miembro de 091, grupo que no seguí mucho, pero que me gustaba. Suena muy bien. A tenerlo en cuenta para futuros trabajos. Me meteré en YouTube a escuchar más de él, a ver qué me encuentro, Johnny.
ResponderEliminarUn abrazo. Estupenda entrada.
Se'm fa la boca aigua, amic. A l'altra serà!
ResponderEliminarAbraçada!
Me alegro de que hayas podido disfrutar de este genial artista, hace poco he revisado la discografía de 091 a través de tu blog, lo siguiente en español será la de su carrera en solitario, ya me la has recomendado otras veces...
ResponderEliminarLapido es uno de esos artistas a los que hay que ver sí o sí, está en un momento espléndido. Grandísima crónica y dientes largos, me alegro mestre-friend.
ResponderEliminarIntentaré ir a verlo en Madrid, pero ese tracklist tiene muy buen pinta y veo que lo pasaste dabutem, como no podía ser menos con el Gran Poeta Eléctrico.
ResponderEliminarBrazzzos.
@ Raúl, Vinti, Silvo: y uno de los grandes bálsamos que se queda para acompañar es Lapido.
ResponderEliminar@ Paco: no tengo dudas de que aquellos momentos los tienes muy arraigados en la memoria. Nos gusta matar el tiempo con la música de Lapido, claro que sí.
@ Bernardo, Evánder, Addison, Javier Simpson: gracias por valorar tan bien la crónica y ahora, a disfrutar de la música de Lapido.
@ Javier de Gregorio: no lo dudes de ir a verle en directo si tienes la oportunidad.
@ Gonzalo: tú y yo tenemos muchas opiniones subjetivas sin ánimo de que sean compartidas.
@ Antonilópez: bueno, en este caso no es nada nuevo, treinta años repartidos entre 091 y su carrera en solitario, y todo muy recomendable.
@ Juanvi: Em vaig acordar de tu. Hauries gaudit moltíssim. Abraçada.
@ Millan65: estoy seguro de que cuando te pongas te va a enganchar muchísimo. Ahora luego te envío una cosa.
@ Chals, Savoy Truffle: Lapido hay que verlo, es verdad, amigos, desarrolla en directo toda la honestidad que muestra en sus discos de estudio.
Se agradecen los comentarios. Abrazos múltiples y que suene Lapido.
Perfecta crónica dear Johnny, casi como estar allí.
ResponderEliminarSi tuviese que definir a Lapido con un símil periodístico, diría que es el Juan Antonio Cebrian de la música española.
Artesanía y honestidad al unísono.
Un abrazote.
Gracias, great Ficus, lo máximo hubiese sido que hubieses estado también. Me gusta eso que dices de "artesanía y honestidad al unísono" sobre Lapido. Recíproco abrazote.
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