LA GRAN ESPERANZA BLANCA - (2013) Derrota

Ya está aquí, por fin llegó y loado sea ya. Los suficientes nunca perdimos la esperanza porque la puerta no estaba cerrada, tan solo había quedado entornada. Once años después del gran “Harry Dean” ha llegado la “DERROTA” de LA GRAN ESPERANZA BLANCA. Y se puede decir alto y claro, este nuevo trabajo de la legendaria banda valenciana ha llegado para quedarse. Desde el primero hasta el último rupturista acorde se percibe que esto no es un producto musical de usar y tirar, que aquí hay poso, mucho poso, ese que crece con sucesivas audiciones y al que siempre podemos recurrir en cualquier momento de la vida para sustentar el alma. 

Si atendemos tan solo al título del disco en cuestión es posible que pudiera inducir a error en el presunto oyente. Y es que no solo se trata de una derrota en el sentido de algo que ha resultado vencido, fracasado, dominado, subyugado o sometido. Una vez catado este exquisito material resulta evidente que también se trata de una derrota como camino, como rumbo o como dirección a seguir, toda una incógnita después de las infinitas situaciones que la vida ha podido deparar. Enorme esa frase final que aparece en una de las hojas de la carátula interior del disco: “…cada derrota que iniciamos nos acerca más a la derrota definitiva, aquella que se nos infringió en el justo momento de ser.” 

"...por siempre, Mario Kempes, Matador..."

Musicalmente “Derrota” no ha supuesto ninguna sorpresa para el que suscribe en cuanto a que si hay una virtud que considero tiene este grupo musical es la de poseer una discografía de la que me gustan todas sus canciones, algo que no podría decir de la mayoría de otras bandas nacionales (o internacionales). Su estilo conserva, tal y como tenía que ser, las influencias de Bob Dylan y de las raíces americanas pero con un detalle que las hace diferentes a la mayoría: sus letras, elaboradísimas, profundas y en castellano, a una altura de la que pocas bandas pueden presumir. 

Entre sus cortes hay algunos que ya conocíamos y que, a modo de cuentagotas, han ido apareciendo y sumando interés en los últimos tiempos. Tal es el caso de “Cuchillada”, “Más allá de la colina” o el ya popular tema de “Nostalgia de Bellville” que apareció como single compartido junto a Los Radiadores (enlace pinchando aquí), y donde homenajeaban al grandísimo ex-futbolista Mario Alberto Kempes, conocido popularmente como “El Matador”, en aquel primer día que vistió la elástica valencianista durante el verano del 76. 

Collage de imágenes en el libreto de la portada de "Derrota"

A ellos se les suma una “Ruptura” que supone tanto el disparo de salida como el colofón de cierre en clave 'suite', que incluye más preciosistas arreglos y que encaja más con ese concepto de pérdida y fracaso de la derrota, tal y como puede pasar con “La ley del Talión”, “Colocar una espina donde había una flor” o “Vuelve a por mí”. 

En el apartado de cortes dirigidos más hacia ese recorrido o dirección de la vida se podría citar “A este lado del cristal”, enorme canción dedicada a Elvira Roda, afectada por el síndrome de la Sensibilidad Química Múltiple, una de tantos héroes anónimos de este mundo. Junto a ella “Música antigua”, la que mejor alimenta el espíritu con sabor incluso a viejo vinilo, y “Escapada”, el gran temazo del disco para el que escribe estas líneas. 

Lo dicho, yo ya lo tengo muy clarito, “Derrota” ha llegado para quedarse como uno de los grandes del año 2013, ese que sigue su curso vital. Y para colmo en uno de mis idiomas habituales.