HOTEL VALMONT - (2012) Doble trampa

Después de aquellas gratificantes señales de las que dimos debida cuenta a principios de este año en este espacio (enlace aquí), y que, en mi caso, fueron producto de una especie de intuición cósmica (esa por la que se sabe con bastante certeza que algún producto musical te puede calar), había ya ganas de escuchar novedades en un grupo tan interesante como HOTEL VALMONT. 

Ya en mi poder el nuevo Ep recientemente publicado en edición limitada de 200 copias, resulta una auténtica gozada escuchar los cinco cortes que se incluyen en el mismo. Con influencias de rock clásico americano, matices inclusives de rock sureño, en "Doble trampa" se exploran de forma brillante territorios que podrían hallarse en parámetros nacionales de bandas que van desde M-Clan a La Frontera o Los Secretos, aparte de algunos pasajes que rememoran otra vez a Don Antonio Vega. Son nuevamente unas letras muy elaboradas las que siguen una ruta que logra aparentar como si hubiese sido marcada conscientemente, de forma mucho más intimista para la ocasión, en una especie de mirada hacia evocadores episodios personales del pasado. 

Basándonos precisamente en esas letras, se inicia todo buscando el modo de guardar los afectos entre recuerdos de escotes, boleras, descampados, metanfetaminas y las derivas personales de “La victoria final”. Después sube la velocidad y se siguen caminos buscando la frontera de la felicidad en “Canción de carretera”. Tras cruzar pueblos sin alma allí se hizo un hogar entre las sombras (“Estaciones de paso”), a la espera de que algún día vuelva aquella ilusión, aquel sueño, aquel ideal de una revolución por la igualdad, la paz y la libertad (“Días de sol”, mi favorita sin lugar a dudas del presente, impactante canción casi tanto como aquel “Bajo el manto de fuego” de su primer álbum). Finalmente, para hallar esa sed de libertad habrá que buscar “La señal”, revisión acústica del temazo del primer disco donde adquiere aún más emotividad, si cabe, ese tributo a un pilar familiar que marchó.

En definitiva, otra vez los suficientes hemos caído en la trampa que nos ha tendido un grupo madrileño llamado Hotel Valmont, del que se debería hablar mucho más siempre y cuando se valorarán de mejor modo los productos de la tierra realizados con nuestros idiomas de comunicación habituales.