Hay muchos conciertos que se caracterizan por ciertos subidones de canciones determinadas y concretas. Hay otros en los que lo que prima es un repertorio lineal, extenso y compacto donde todo brilla al unísono.
En dos horas largas del bolo ofrecido por JOSE IGNACIO LAPIDO el pasado viernes día 18 de febrero del 2011 en la sala Wah Wah de Valencia, faltaron muchas canciones por sonar (otra vez más me quedé con las ganas de “El carrusel abandonado”), pero lo que resultó claro es que no sobró ninguna. Desde los primeros acordes, el maestro granadino se metió en el bote a todo el respetable y ya no permitió que el susodicho se desconcentrara ni una sola fracción de segundo durante el resto del evento. Por cierto, mención especial para ese mismo respetable que fue más respetable que nunca porque resultó fiel y leal a un músico de máxima categoría que no debiera quedarse estancado como artista de culto y que merece los máximos reconocimientos por honestidad y trayectoria desde cualquier ámbito relacionado con el mundo del rock. Lo malo de todo ello es que desgraciadamente nos hallamos en un país con complejo de mediocridad, incapaz de profundizar y darle cancha de forma mayoritaria a artistas como Lapido que con sus contundentes directos y un sinfín de letras sublimes en la lengua de Cervantes se debería ubicar en el pódium de lo mejor del cancionero español.
Sucedieron muchas cosas aquella noche, y todas buenas. Allí hubieron decibelios, muchos decibelios. Se oyeron ladridos de un perro mágico, volaron quimeras, nos imaginamos tocando con un psicodélico sitar de pan de oro, aprendimos lecciones de amantes, de luchadores y de poetas, estuvimos cerca de lo absurdo y lejos de la ingravidez. Allí no nos vendieron falsos mapas de camino al Edén, supimos que la antesala del dolor es un bar que no cierra y hasta apareció el espíritu de Robert Johnson en un más difícil todavía. Allí buscamos el final para una canción, comprendimos que el fracaso sirve como punto de partida y nos percatamos que no habrá consuelo cuando el corazón se rompa en mil pedazos.
Incluso canciones que presentaba de su último álbum “De sombras y sueños” como “Sueños que dejamos ir”, “Lo creas o no” y otras que no les acabo de pillar el punto como “La hora de los lamentos”, “Cansado”, “Vuelta a empezar”,”Algo falla”, etc., resultaron el complemento ideal con los clásicos de su repertorio.
Por si fuera poco sonaron ecos del pasado y la luna brilló en el negro cielo con “Esta noche” recordando que hubo una extraordinaria banda llamada 091 que en otros tiempos nos hizo sentir orgullo por anudarnos bien los zapatos de piel de caimán. Se dice pronto.
En cuanto al aforo, me llama profundamente la atención que en estos curiosos y extraños tiempos que estamos viviendo donde aparte de una crisis económica galopante lo que prima en ciertas facetas de la cultura es el todo gratis (o todo por el gerolo, o cómo se quiera llamarlo), y que sin embargo ello no vaya parejo con una cultura de asiduidad a los conciertos o, como mínimo en este caso, con una asistencia que colgara el cartel de que no quedan entradas (y máxime tratándose de una sala relativamente pequeña). Hubo lleno pero aquello no estaba ni mucho menos a reventar. En fin, por causa y por efecto, a los suficientes nos queda al menos y por ahora Lapido, y eso es mucho.
En dos horas largas del bolo ofrecido por JOSE IGNACIO LAPIDO el pasado viernes día 18 de febrero del 2011 en la sala Wah Wah de Valencia, faltaron muchas canciones por sonar (otra vez más me quedé con las ganas de “El carrusel abandonado”), pero lo que resultó claro es que no sobró ninguna. Desde los primeros acordes, el maestro granadino se metió en el bote a todo el respetable y ya no permitió que el susodicho se desconcentrara ni una sola fracción de segundo durante el resto del evento. Por cierto, mención especial para ese mismo respetable que fue más respetable que nunca porque resultó fiel y leal a un músico de máxima categoría que no debiera quedarse estancado como artista de culto y que merece los máximos reconocimientos por honestidad y trayectoria desde cualquier ámbito relacionado con el mundo del rock. Lo malo de todo ello es que desgraciadamente nos hallamos en un país con complejo de mediocridad, incapaz de profundizar y darle cancha de forma mayoritaria a artistas como Lapido que con sus contundentes directos y un sinfín de letras sublimes en la lengua de Cervantes se debería ubicar en el pódium de lo mejor del cancionero español.
Sucedieron muchas cosas aquella noche, y todas buenas. Allí hubieron decibelios, muchos decibelios. Se oyeron ladridos de un perro mágico, volaron quimeras, nos imaginamos tocando con un psicodélico sitar de pan de oro, aprendimos lecciones de amantes, de luchadores y de poetas, estuvimos cerca de lo absurdo y lejos de la ingravidez. Allí no nos vendieron falsos mapas de camino al Edén, supimos que la antesala del dolor es un bar que no cierra y hasta apareció el espíritu de Robert Johnson en un más difícil todavía. Allí buscamos el final para una canción, comprendimos que el fracaso sirve como punto de partida y nos percatamos que no habrá consuelo cuando el corazón se rompa en mil pedazos.
Incluso canciones que presentaba de su último álbum “De sombras y sueños” como “Sueños que dejamos ir”, “Lo creas o no” y otras que no les acabo de pillar el punto como “La hora de los lamentos”, “Cansado”, “Vuelta a empezar”,”Algo falla”, etc., resultaron el complemento ideal con los clásicos de su repertorio.
Por si fuera poco sonaron ecos del pasado y la luna brilló en el negro cielo con “Esta noche” recordando que hubo una extraordinaria banda llamada 091 que en otros tiempos nos hizo sentir orgullo por anudarnos bien los zapatos de piel de caimán. Se dice pronto.
En cuanto al aforo, me llama profundamente la atención que en estos curiosos y extraños tiempos que estamos viviendo donde aparte de una crisis económica galopante lo que prima en ciertas facetas de la cultura es el todo gratis (o todo por el gerolo, o cómo se quiera llamarlo), y que sin embargo ello no vaya parejo con una cultura de asiduidad a los conciertos o, como mínimo en este caso, con una asistencia que colgara el cartel de que no quedan entradas (y máxime tratándose de una sala relativamente pequeña). Hubo lleno pero aquello no estaba ni mucho menos a reventar. En fin, por causa y por efecto, a los suficientes nos queda al menos y por ahora Lapido, y eso es mucho.
No controlo a este hombre, y se que es un gran fallo.Tengo que remediar esta laguna musical!
ResponderEliminarun abrazo
me gusta, me gusta un montón.
ResponderEliminara tu blog no se puede venir con prisa, vaya por dios!
que bueno es Lapido y que lastima que no se le de la cancha que merece, porque podria estar reventando audiencias en el mundo de las radioformulas tranquilamente
ResponderEliminarEn grande lo debiste pasar myfriend. ES lo que tiene la música de este tipo. O este tipo de música. Como lo prefieras. Si hubiera masificación quizás no sería Lapido. Si te sirve de consuelo, la nana me está pidiendo que la ponga otra vez tío.
ResponderEliminarHace unas semanas lo entrevistaron en RNE y fue brutal oir a gigantes como Miguel Ríos hablando del nivelazo de su música. Pero lo fue más cuando habló de su calidad humana. De su humildad, modestia y timidez. Está todo dicho, mybuenmyfriend. Fuerte abrazo
Desde el post ese que hiciste de los ladridos del perro magico y lo que me grabaste me has enganchado más que con 091. Este tio es muy grande y tú mas, mamonazo. Molta força Lapido y molta força al canut.
ResponderEliminarGenial Lapido, uno de los grandes. Y lástima que no pudiera asistir. Aun tenemos pensiente un birra. Una crónica genial, despuñes de su lectura mis remordimientos por no asistir son aun mayores.
ResponderEliminarSalut company i llarga vida al rock patri!!!!!
Me han hablado maravillas de este artista ,sera cuestion de ponerle remedio ,con "La antesala del Dolor" presagios buenos jeje
ResponderEliminarEn epocas de crisis afloraran mas artistas ,creemelo te lo digo como argentino de "eternas crisis economicas" y asi y todo con una catarata de musica nueva jeje
Un placer volver a leerte amigo de los mares
Un abrazo
No fui en estaocasión y mira que me sabe mal despues de leer esta fenomenal crónica. Te has despachado a gusto en tu onda. No me digas que tocó los 'Zapatos de piel de caimán' porque por ahí lo nombras. No me lo digas por favor. Lapido, el más grande y los Cero la mejor banda, que los hagan patrimonio nacional ya junto a la Alhambra de Granada.
ResponderEliminarUn abrazo de Pep.
Este tipo debería estar subvencionado al sacar discos, joder con la de dinero que gastamos en bodrios musicales y televisivos
ResponderEliminarQuería ir, pero al final no pudo ser. Lapido es grande, y aunque me guste mucho más su antigua banda, su carrera en solitario me parece muy digna. Me ha encantado tu crónica.
ResponderEliminarSalut amic!
Precioso post, Johnny. Como si hubiésemos estado allí. Geniales los 091 y fantástico Lapido.
ResponderEliminarMe alegro por ti. ¡Qué buena noche!
Un abrazo.
Estaba claro que lo ibas a pasar en grande.
ResponderEliminarMe alegro mucho por ti, my friend.
Un abrazo!
Como tu primer comentarista no controlo a este músico, pero me ha gustado lo que he oido.
ResponderEliminarYa he visto a Lou como gran fan de las primeras comentaristas. Te chivo que nos ha prometido al menos, vez al mes,una entrada de las que nos gustan, jajajaja.(es broma)
Me gusta tu blog, volveré.
Un beso
buena crónica del concierto. Lapido es bastante bueno, es cierto que deberia tener más repercusión mediatica
ResponderEliminarme alegra que disfrutaras del concierto. la wah wah no es muy grande pero sí del todo acogedora, yo me lo he pasado muy bien allí, vamos. anyway. gran crónica!
ResponderEliminarEnvidia sana, nunca lo vi en directo. Una pena que no llegue a un público mayor y una suerte que siga sacando discos a pesar de ello.
ResponderEliminarOye me gusta como suena y la voz del cantante también!!
ResponderEliminarBonita critica ... Saludos
ResponderEliminarMe gusta...es un elemento alq ue le debo profundizacion. Estoy empezando del final ahcia delante y me gusta mucho...es uno de mis propositos del año.
ResponderEliminarComo penitencia de no poder asistir, me he escuchado al menos 20 veces seguidas el álbum cartografía.
ResponderEliminarComo mola LAPIDO, al que me suena muy similar a mi querido QUIQUE GONZALEZ. Y cómo molas tu querido JOHNNY DIBUD.
Maravilloso Lapido. Pasada, llevaba tiempo sin ver tanta integridad en un artista.
ResponderEliminarY Divago que? A ver, a ver.
Sí señor. Un grande de verdad. Me recuerda un poco a su gran ídolo Joe Strummer. Por su trayectoria y tal, quiero decir.
ResponderEliminarUn saludo,
beblack.
Hosti master of little. Hoy me pillas, ni idea. Eso sí, veo que te lo pasaste bien.
ResponderEliminarUn saludo master, por cierto, hoy partido de dobles y hemos ganado. Se nota que las molestias en la rodilla van despareciendo.
Hasta vergüenza me da reconocerlo,pero no hace mucho que lo conocí...¿te acuerdas?a través de ti...y luego me emocioné cuando salió y se le mencionó en un reportaje de Miguel Ríos,porque supe de quién hablaban y por quién lo sabía...
ResponderEliminarAchuchones,mydearbigger,no asistir a un concierto es menos doloroso cuando después lo cuentas tú.
@ 4 strongs winds and 7 seas: pues que así sea.
ResponderEliminar@ Lou: sin prisas el gusto es mayor.
@ Nortwinds: ya te digo, compadre.
@ Ventiladorcular: myveryspecial, es que la nana es una bendita que ya sabe algún camino a elegir.
@ Pacorro: me alegra que lo disfrutes.
@ Txals: pendiente birra y llarga vida al rock patri, mestre, di que si.
@ Luther Blues: cierto, my friend de los mares, además es lógico que en tiempos de crisis brote mucha música nueva aunque en este caso Lapido no es ninguna novedad, con 091 desde el 83 hasta el 96 y a partir del 99 en solitario.
@ Pep: "Zapatos de piel de caimán" fue estremecedora, no te digo nada más.
@ Sergi: no estaría nada mal subvenciones de ese tipo.
@ Juanvi: a ver si a la próxima, y a ver si nos vemos primer fin de semana Marzo en la terreta.
@ Paco: un lujo de noche.
@ Evander: estaba bastante claro.
@ Carmela: pues bienvenida siempre, eres muy simpática.
@ Boris: pero este país ya sabes como funciona.
@ Freaky: no todo nos puede gustar y además los gustos pueden variar en el tiempo.
@ Raúl: pues avisa si vas a algo en el futuro.
@ Victor: tienes muchísima razón, una pena que no llegue a un público mayor y una suerte que saque discos con tanto nivel.
@ Monik: oye, y a mí también, querida.
@ Eric: gracias, amigo.
@ Chapu: profundiza, conociendo tus gustos sé que lo apreciarás. El último me resulta bastante discretito en comparación con el resto de su discografía tanto en solitario como respecto a 091. Mis Lp's preferidos son "En otro tiempo, en otro lugar" y "El baile de la desesperación" respectivamente.
@ Vinti: sin connotaciones religiosas la penitencia puede ser un acto interesante para arrepentirse de los errores. A Quique González continúo sin pillarle el rollo, quién sabe algún día.
@ Rosquillas: integridad no le falta, y Divago ya llega.
@ Beblack: Strummer, Lapido, trayectorias de las que pocos pueden jactarse.
@ Perem: estuvo muy bien, como la partida de anoche: 7-6, 6-1, 6-1. También las molestias están desapareciendo y una victoria holgada cambia mucho el chip.
@ India: bueno, más vale tarde que nunca, my dear little shikilla.
Abrazos múltiples y gracias por participar con vuestros comentarios. Aupa Lapido y aupa el rock patrio!!!
Por lo que veo, un poco de trabajo en el primer set, pero luego te saliste.
ResponderEliminarBien, bien.
Un saludo.