...otra vez la sensibilidad, la innovación y la calidad confluyen en un universo que parece paralelo a todos los tópicos que nos rodean cual si fuera un viaje mágico o cósmico...
Por Juanjo 'Johnny JJ'
Con cada nueva publicación discográfica de Ángela Bonet a través de su alter ego Lanuca resulta evidente que la valenciana se está haciendo con un hueco en el mundillo musical de una minoría selecta que sabe apreciar lo original de su propuesta.
En "Rémora" otra vez la sensibilidad, la innovación y la calidad confluyen en un universo que parece paralelo a todos los tópicos que nos rodean cual si fuera un viaje mágico o cósmico. En esta ocasión diría que se aleja de la faceta más minimalista de Lou Reed que exploró en el "Tibia turbia" (2017) para infiltrarse en atmósferas que se aproximan a la línea más delicadamente experimental de Brian Eno en el segundo lustro de los setenta. Para ello se acompaña de nombres como Ernest Aparici con la trompeta, Santi Serrano con la bateria, Vanessa Juan con el chelo, Ana Santos con el sintetizador y Manolo Bertrán con la guitarra.
Con cada nueva publicación discográfica de Ángela Bonet a través de su alter ego Lanuca resulta evidente que la valenciana se está haciendo con un hueco en el mundillo musical de una minoría selecta que sabe apreciar lo original de su propuesta.
De su contenido más detallado podríamos decir que en "Durazno" hay aires orientales, místicos y de gravitación, como si la vida pendiera de un fino hilo y tratase de crear perdurabilidad de hechos cotidianos en la memoria. Con "Himalaya" incide todavía más en esa sensación espacial donde lo sentimental y emotivo retozan plácidamente en un ritual de la madre naturaleza.
La existencia de mayor ternura vocal junto a elementos instrumentales electrónicos se concentra en una delicatessen de marcado carácter espiritual o contemplativo, como es "Polvo raso" y que, con la caja de ritmos y esos teclados acompañantes, podría evocar incluso en algún momento a las inolvidables primeras "Alas sobre el mundo" de Aviador Dro. Precisamente esos aires de primitiva electrónica también se dan cita en el instrumental "19.49"
Asimismo es muy destacable cuando hace nuevamente acto de presencia esa especie de cortejo guitarrero, bien en vuelo sideral ("Hasta Orión"), bien en los exquisitos instrumentales "8.000 m2" y "150 Km/h" o bien en esas nuevas aproximaciones a intimidades de la anatomía humana como son "El monte de Venus", "Piel con piel" y "Sacramento".
En definitiva "Rémora" es eso, un tesorillo repleto de magnetismo para levitar a un palmo de la tierra. Muy recomendable para cerrar ventanas y gozar entre habitáculos interiores con sus refinadas y deliciosas introspecciones.
Una debilidad absoluta la que siento por esta artista. Más melífluo que el anterior aunque igualmente delicado y sublime. Tenía preparada mi reseña, pero la dejaré para después del finde valenciano.
ResponderEliminarAbrazos.