JOSELE SANTIAGO - Transilvania (2017)

...esas cuestiones trascendentales donde el artista no representa cosas concretas, donde todo es indeterminado e inexacto pero con un peso específico en el desarrollo individual de algunas personas... 

Los suficientes ya sospechábamos que JOSELE SANTIAGO podía alcanzar un gran nivel en este nuevo y cuarto capítulo de su carrera discográfica en solitario cuando como primera avanzadilla promocional vio la luz “El bosque”, extraordinaria copla, todo sea dicho, repleta de pesadillas que exhiben el lado humano más inocente y endeble.

Y ya podemos decir que se confirmaron esos presagios. “Transilvania” es un gran trabajo que se inicia con “Un guardia civil”, uno de los temas del disco más intrigantes, enigmáticos y, al mismo tiempo, fascinantes. Esa jaula en la que vivimos, esa mirada a la libertad. No te salgas de las reglas o el peso de la justicia terrenal que se autoproclama divina caerá sobre tí.

La inevitable herencia “enemiga” se desarrolla aún más en “Prestao”, donde el madrileño es capaz de hacer culta la pérdida de la “d” intervocálica al más puro estilo fonético andaluz. Sin esa consonante se torna más plebeyo y humilde, liberándose de prejuicios para ahondar en las leyes de los hombres y en los reyes que por esas normas y preceptos de obligado cumplimiento justifican su perpetua existencia.

Otro de los temas esenciales es el que fue el tercer single, aparecido unos días antes de la publicación del álbum que nos ocupa. “Magia negra” viene a ser un cántico a la fatalidad y al destino donde hasta posee encanto la conjura de las fuerzas espirituales más perversas y nocivas. “No se equivoca el mal”, “Cómo reir” y “Déjame sufrir” inciden aún más en una mirada que, tan mordaz como corrosiva, reflexiona en los límites del misticismo.

Por su parte resulta impactante “Saeta”, con sus preguntas abstractas y metafísicas, donde incluso la inmortalidad del alma acaba en las cloacas más inmundas. Creo que en ella está la gran clave del disco, en esas cuestiones trascendentales donde el artista no representa cosas concretas, donde todo es indeterminado e inexacto pero con un peso específico en el desarrollo individual de algunas personas. En ese punto de desesperanza, donde no hay redención posible para un mundo mejor es donde más encuentra sentido el “Ángel” exterminador.

Con “Ovni viejo” y “Que hable el sol” se aleja todo lo posible de la mundana realidad para concluir con una honda dedicatoria a "Sonia" en este admirable viaje a los lugares más misteriosos y oscuros de la mente.

Definitivamente Josele ha dado un paso de gigante en su trayectoria, me atrevería a decir que el más mayúsculo que ha realizado hasta la fecha. Su lírica, su crudeza, su peculiar forma de contar historias y su aproximación a la música de cantautor desde una perspectiva bastante innovadora lo asientan como uno de los grandes referentes del mejor rock nacional.